Kunoichi (くノ一), las espías ninja del antiguo Japón

A lo largo de los años, se ha conocido a los ninja como figuras masculinas presentes en las películas, comics, animes, mangas y demás. Cuando escuchas la palabra “ninja”, seguramente lo primero que viene a tu mente son hombres con trajes negros y exóticas armas como las famosas shuriken (手裏剣, literalmente espada escondida en la mano), apareciendo de la nada y ejecutando increíbles movimientos marciales.

Pero la mayoría nunca se imaginaría que detrás de la máscara de ninja pudiera haber una mujer. Tal es el caso de las Kunoichi, nombre para referirse a las ninjas femeninas, por no decir, las mortíferas mujeres ninja.

En el Japón medieval los hombres dominaban en la sociedad y las mujeres pasaban a segundo plano y asumían roles “inofensivos”, como el de esposa o amante . Por ello se asumía incorrectamente que un clan ninja sólo podía estar compuesto por hombres.

Las Kunoichi de Japón

Las kunoichi dominaban todas las técnicas de combate sin armas, pero también se les instruía en el arte de la seducción. Eran grandes expertas en el cuerpo humano, tanto para hacerlo reaccionar de modo erótico, como para saber encontrar puntos débiles (en un momento clave), es decir, para matar rápidamente y con un mínimo de esfuerzo y siempre que fuese necesario, dejando pocos o ningún indicio de violencia. Eran diestras en el arte de la simulación y la ocultación.

Típicamente se convertían en sirvientas, campesinas y hasta esposas de sus enemigos y a partir de las conversaciones casuales con otros sirvientes podían obtener información secreta e importante e infiltrarla. A veces, éstas dormían con los enemigos y trataban de suavizar el tema para descubrir aún más a fondo el detalle de los secretos. En otras palabras, el sexo era una de las armas clave elegidas por las kunoichi.

Cabe enfatizar que la denominación kunoichi no es un invento, ya que realmente existieron en la antigüedad. Prueba de ello son las escrituras esotéricas “Bansenshukai (萬川集海)”; escritas en el periodo Edo (entre 1603 y 1868 de nuestra era) en donde se hace mención de ellas.

Kunoichi literalmente significa “nueve más uno”. Esto se podría interpretar basándose en que una mujer biológicamente tiene “diez” agujeros en su cuerpo, como los ojos, nariz, oídos y boca.

Además, parte de los trazos del kanji para mujer (女) y el orden en que son escritos: (ku) –> (no) –> (ichi)

Armas de las Kunoichi

Las kunoichi sabían improvisar venenos mortíferos con lo que tuviesen a la mano, como buenas conocedoras de la botánica.

También eran entrenadas con armas. Tales como extensiones de dedos en forma de garra, también conocidas como “Neko-te”. Estas garras de gato se clavaban envenenadas en el cuello del objetivo.

También empleaban el “Tessen”, que eran abanicos plegables con palas metálicas. Ésta era una arma sumamente útil por su facilidad de pasar desapercibida como un objeto de uso común, así nadie sospechaba de su verdadera función. Así mismo el palillo para sujetar el cabello podía convertirse en una aguja arrojadiza.

Por otra parte, las kunoichi sabían muy bien aprovechar de sus cualidades femeninas para sacar partido en el campo de batalla. No sólo se valían de su ligereza para permanecer escondidas en las sombras, sino que también sabían explotar muy bien la parte del engaño como todo un arte, sin olvidar la delicadeza de su encanto con lo que hacían presa fácil de sus enemigos.

Pese a su apariencia delicada y bella, eran hábiles en velocidad, equilibrio, fortaleza, agilidad y resistencia. Más lo eran aún mentalmente en astucia, variedad de recursos, resolución y disciplina. Y no sólo eso sino que para ser especialistas en seducción también eran expertas en artes como la música, la danza y el canto.

Mochizuki Chiyome

Mochizuki Chiyome es posiblemente la kunoichi más famosa de la historia de Japón. Ella era una mujer noble y esposa del señor de la guerra samurái Mochizuki Nobumasa. Chiyome vivía al cuidado del tío de su marido, el famoso daimyo Takeda Shingen, quien se acercó a ella y le asignó la misión de reclutar mujeres y entrenarlas como una red clandestina de espías femeninas.

Chiyome estableció la sede en la aldea de Nazu, en Shinshu y ahí reclutó alrededor de 300 mujeres jóvenes, quiénes en su mayoría eran ex prostitutas, huérfanas o víctimas de la guerra. En realidad ellas creían que se trataba de un orfanato no oficial para niñas víctimas, pero en realidad se les estaba entrenando para ser parte de esta red de espionaje.

Durante el entrenamiento se les vestía como sacerdotisas, prostitutas o geishas para cumplir su labor de espionajes o asesinato. Este grupo de kunoichi de Chiyome sirvió a Shingen durante largos años hasta su misteriosa muerte en 1573.

Las Kunoichi hoy en día

Las kunoichi son totalmente desconocidas en el mundo occidental. No obstante, en Japón se conocía el peligro de enfrentar una daga o garras de gato envenenadas, mismas que podrían llegar a ser más mortales que la misma espada de un ninja.

Después de la Rebelión de Shimabara de 1637, Japón entró en la famosa “Paz Tokugawa”, que duró aproximadamente 200 años. En estos 2 siglos de paz, todas las castas guerreras del Japón feudal (los Samurai de la alta clase social, los Shinobi y las Kunoichi), se vieron seriamente afectados debido al cambio de paradigma social.

Las guerras, los conflictos y los levantamientos armados fueron desplazados por un pronunciado impulso cultural. Esto dio florecimiento a las artes tradicionales, tal como el Ninjutsu (arte marcial japonés del espionaje y la guerrilla).

Al igual que los Shinobis, el destino de las Kunoichi fue emplear sus conocimientos y habilidades variadas en nuevas profesiones. Esto les permitió adaptarse a la gran época de cambios que todos los guerreros feudales sufrieron a raíz de la pacificación del Periodo Tokugawa, que como consecuencia directa, trajo su declive y gradual desaparición de la escena histórica japonesa.

De esta manera, a diferencia de los samuráis, los ninja simplemente se adaptaron al cambio de época convirtiendo sus conocimientos y habilidades en otras profesiones tales como la herrería, los fuegos artificiales, la seguridad privada etc. y como las Ninjas que eran, las Kunoichi tuvieron que seguir exactamente los mismos pasos que su contraparte masculina, pero utilizando sus propias destrezas para incursionar en rubros como el arte, la medicina, etc.

Muchas mujeres hoy en día siguen practicando el Ninjutsu, descubriendo en ello el beneficio tanto practico como espiritual que forma parte del entrenamiento que un ninja puede tener. Es toda una filosofía deportiva y hasta en el manga se ven algunos de estos peculiares personajes, pero poco se sabe de ello.

Interesante capítulo de la historia de Japón, ¿no lo crees?

Monte Fuji Japón
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